ANTECEDENTES
La trayectoria hacia la psicología social cognitiva y la cognición social puede entenderse como un desarrollo continuo, con diferentes corrientes y contribuciones que han convergido para formar una comprensión más completa del procesamiento mental en el ámbito social. Este viaje intelectual se ha nutrido de diversas fuentes, entre las cuales se destacan:
Desde el comienzo, el interaccionismo simbólico de George Herbert Mead estableció el tono inicial al proponer que las personas no solo reaccionan al entorno, sino que también lo interpretan activamente. Este enfoque sugiere que nuestra interacción social es una construcción de significados e interpretaciones personales, creando una partitura única a través del diálogo y la interacción.
En un acto destacado, los estudios pioneros de Frederic Bartlett sobre la memoria añadieron complejidad a la sinfonía al demostrar que la memoria no es una reproducción exacta de experiencias pasadas, sino una reconstrucción activa influenciada por conocimientos previos y expectativas. Este solo resaltó cómo nuestras percepciones pasadas y presentes se entrelazan en la narrativa de la memoria.
Las notas de la escuela soviética sobre el desarrollo cognitivo, especialmente las ideas de Lev Vygotsky, contribuyeron con acordes significativos al enfatizar la naturaleza social y cultural del desarrollo cognitivo. Estos conceptos subrayaron que la mente se forma en interacción con el entorno, el lenguaje y la cultura, enriqueciendo la partitura con capas adicionales de complejidad.
En el desarrollo de esta sinfonía, las influencias de la psicología de la Gestalt y la teoría de la disonancia cognitiva de Leon Festinger introdujeron variaciones importantes, resaltando cómo las personas buscan coherencia en sus pensamientos y acciones, y cómo las estructuras cognitivas organizan la percepción.
El cambio de paradigma hacia las ciencias cognitivas, a finales de los años 1950, proporcionó un nuevo marco teórico que rompió con la hegemonía del conductismo. Este cambio puso de relieve la mente como un procesador de información, marcando una nueva era en la comprensión de los procesos mentales internos y el procesamiento de la información.
Las teorías de la atribución introdujeron un elemento clave al explorar cómo las personas explican las causas de comportamientos y eventos, revelando la importancia de los procesos cognitivos en la interpretación de la conducta social.
En conjunto, estas corrientes han tejido una sinfonía rica y compleja de conocimiento en la psicología social cognitiva y la cognición social, ilustrando cómo la interacción entre mente y sociedad es una composición en constante evolución. Este viaje intelectual continúa, incorporando avances en neurociencia y tecnología, prometiendo nuevas melodías para la comprensión de los procesos cognitivos en el contexto social.